Fue allá por el mes de julio, cuando comenzamos con el diseño de nuestro huerto. Después de darle muchas vueltas, concluimos que la construcción de bancales elevados sería lo más adecuado al espacio con el que contábamos.
¡Teníamos que convertir un espacio muerto, casi siempre con basura, en un huerto!
Nuestro segundo paso fue hacernos con un buen montón de estiércol para dejarlo curar unos meses antes de comenzar a plantar. Y así, en agosto llegó nuestro abono natural.
Con septiembre, y el comienzo del curso, llegaron nuestros amigos del Ayuntamiento y se pusieron manos a la obra.
¡GRACIAS A TODOS ELLOS POR COLABORAR EN ESTE APASIONANTE PROYECTO!
Ya queda menos...
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